martes, 23 de febrero de 2010

Caminando por Guayas



Segundos antes de que Hascalana y Flocorlato salieran del Malecón; ellos decidieron partir de Ecuador hacia la ciudad de Tumbes una hora después, ya que Flocorlato dijo lo siguiente:mejor hay que quedarnos un poco más de tiempo porque derrepente no volvemos en toda nuestra perra vida. De esta manera, ellos decidieron estar un rato más en aquella ciudad. Después de haber tomado esta decisión;fueron al frente del Malecón, ya que se encontraba una galería en donde vendían polos, juguetes, calzado, gorros, entre otras cosas. Entraron porque necesitaban comprar algunos recuerdos para sus familiares, pero no encontraron nada pasable. Caminaron unas cuadras y solo vieron varios restaurantes baratos con platos similares como los de su país hermano. En uno de ellos vieron que decía: Ají de gallina ( al estilo peruano) Ellos se conmovieron y expresaron la siguiente intejección: Ohh!!
Aquella zona era una mezcla del Centro de Lima con la parte más democrática de Miraflores, como la del parque Kennedy, para ser más exactos.
Rato después, ellos llegaron a una plaza en donde había un templo, mucha gente y muchas palomas. Hascalana sacó con miedo su cámara Canon, con algo de temor, y empezó a filmar a los transeúntes ecuatorianos, pero solo fue un momento muy corto. Después de que los chicos estuvieron sentados analizando la ciudad, se dirigieron a algunas tiendas en donde vendían recuerdos como monederos, botellitas chiquitas, camisetas, bolsos, entre otras cosas. Ellos compraron cuatro polos, un bolso y una botella pequeña. Los chibolos siguieron caminando muchas cuadras encontrando establecimientos muy parecidos con su país vecino, como por ejemplo Nescafé, GMO y muchos más. Rato después ellos llegaron una plaza pequeña, que parecía ser una especie de la Plaza Grau pero con un poco más de gente y seguridad, aunque ni tanto. Había cómicos ambulantes, parecía ser un lugar un poco popular, vulgar e inseguro. Flocorlato se compró un vaso de Cola, nombre de una gaseosa, y una botella de agua helada. Hascalana, en ese lugar, filmó algo muy breve, ya que podían haber choros ecuatorianos. Los chicos salieron de aquel lugar y siguieron caminando cuadra tras cuadra para poder conocer un poco más de aquella ciudad. Ya casi al final de toda su caminata, Hascalana se dio cuenta de que en el piso decía Guayaquil repetidas veces. Segundos después, los hermanos Quilefán decidieron comprar un periódico ecuatoriano. Ellos encontraron muchos periódicos que se llamaban igual como los de su país colindante, como por ejemplo: Extra, El Comercio, y muchos más pero ellos compraron un periódico llamado Universo. Aquel puesto no era un quiosco como los del Perú, sino algo más chico y sencillo. Luego de esta compra, ellos encontraron una tienda en donde vendían instrumentos musicales como guitarras, órganos y charangos.
Cuando llegaron a un parque grande que a Hascalana le parecía conocido, Flocorlato tomó un taxi para que los llevará al terrapuerto de la ciudad. Cuando ellos subieron al automóvil, Hascalana observó detenidamente cada lugar por los que pasaban, pero no les tomó foto ni filmó porque en aquel momento se encontraba muy cansada por la caminata. Los lugares que recuerda son: la Universidad de Guayaquil de Arquitectura y Urbanismo, la facultad de Ciencias Sociales, un colegio de periodistas y muchos establecimientos parecidos como los del Perú.

CONTINUARÁ.........................

jueves, 18 de febrero de 2010

Apaciguándonos con la luz del día


Después de aquel sobresalto que tuvieron, entre sueños, Hascalana y Flocorlato; despertaron, aproximadamente, a las ocho y cuarto de la mañana. Ellos se encontraban más tranquilos, ya que gracias a la luz del día podían enfrentar mejor su situación como extranjeros. Salieron del hotel, más o menos, a las nueve y media de la mañana; con el fin de llegar temprano al malecón Simón Bolivar. Ellos llegaron a él, aproximadamente, en doce minutos. Cuando bajaron del taxi, sintieron una especie de emoción, ansiedad y alegría por ser peruanos, ya que lo más llamativo del Malecón era el monumento, en el cual se encuentran Bolivar y San Martín. Lo primero que dijeron, Hascalana y Flocorlato, fue qué bacán, mira es grandazo. Luego ellos siguieron avanzando y notaron que casi no había gente. Según Flocorlato, el Malecón era superior a cualquier lugar turístico de Lima, ya que había un rió enorme llamado Guayas, edificios altísimos, los automóviles eran más presentables, no había basura en el piso y sobre todo porque había un barco en el río. Después de haberle dado un vistazo general al Malecón, ellos decidieron comenzar por la parte izquierda del monumento. Encontraron muchos asientos de madera, estatuas de héroes, un pequeño lago donde flameaba una pequeña bandera ecuatoriana y donde se encontraban unos patos pequeños. Cerca de él, se podía apreciar una zona con mucha naturaleza, ya que había muchas plantas, flores de colores muy intensos y unos cuantos árboles.Frente al Malecón se encontraban unos edificios altos, a los cuales Hascalana les tomó foto y los filmó desde lejos. Instantes después de haber recorrido la mitad del Malecón, los chicos decidieron tomarse un breve descanso que consistió en comprar unas bolsas de chifles picantes, dos botellas de All Natural : una de sabor de naranja y la otra de sabor a limonada. Hascalana dijo: este tipo de bebidas deberían vender en Perú. Luego se tomaron un par de fotos y se filmaron ellos mismos caminando por una pequeña parte del Malecón. Cuando culminó su descanso, siguieron caminando por la parte final del lado izquierdo de donde se encontraba el gran monumento de Bolivar y San Martín. Encontraron un cine en donde no se apreciaba una gran cartelera como en Perú, un poco más lejos; los chicos se toparon con un cajero que se encontraba frente a un patio de comidas que estaba vacío. Ya casi al final de la parte izquierda del Malecón, se encontraba un museo miniatura que se llamaba Guayaquil en la historia, pero ellos no entraron. Frente a este museo se encontraba una reja que, detrás de ella, se podía apreciar los selectivos, los taxis, entre otros medios de transportes. En ese momento, ellos estaban sudorosos. Era extraño, ya que el cielo se encontraba un poco grisáceo y difuminado. Ellos retornaron al monumento, con el fin de continuar su recorrido pero ahora del otro lado. Por el lado derecho pudieron observar algunos restaurantes que aparentaban ser caros, se parecía mucho a los restaurantes más fichos de Larco Mar. Asimismo vieron unos cuantos pubs y tiendas de ropa. Después de unos minutos, ellos volvieron a la parte donde se encontraba el dichoso monumento para poder tomarse unas fotos y para filmar la parte más llamativa de Guayaquil , hasta el momento. Fue difícil que Hascalana y Flocorlato lleguen a tomarse las fotos, ya que justo en esa parte se encontraban muchos escolares que habían ido de visita y muchos ecuatorianos.
Cuando Hascalana terminó de filmar y de tomar fotos, ellos se retiraron a la parte del patio de comidas , para poder entrar al baño, el cual se encontraba muy cerca de él. Después de haber salido del baño, escucharon una canción de Ricardo Arjona que se escuchaba, notoriamente, en la parte de los autoservicios. Ellos se sintieron más familiarizados, ya que, aunque sea, tenían la comprobación de que existía un cantante escuchado por dos países hermanos, llamados Ecuador y Perú.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Afrontando la adrenalina nocturna




Una vez que Hascalana y Flocorlato salieron del taxi, ingresaron al hotel con cierto temor. El hotel era algo estrecho, antiguo y modesto. Cuando ellos fueron atendidos, a Flocorlato le pidieron su cédula; él no comprendió, pero luego le aclararon que significaba el DNI.
Después de que fueron atendidos, ellos subieron con nerviosismo y adrenalina a la habitación que les destinaron. En el momento que entraron al cuarto, se cercioraron de que no haya nadie escondido debajo de las camas o dentro del ropero o del baño. Luego de haber realizado esto, ellos prendieron la televisión que, felizmente, tenía cable. En ella había muchos canales conocidos por Hascalana y Flocorlato. Pero ellos prefirieron ver un momento los canales ecuatorianos. Por ejemplo, Hascalana al ver un noticiero; cuyo nombre no lo recuerda, se pudo dar cuenta que aquel se parecía más a los noticieros algo formales de Televisa que a los noticieros de uno de sus países hermanos: Perú. Rato después; ellos quisieron entretenerse con canales musicales, con el fin de sentirse un poco más en familia. Después de que Hascalana y Flocorlato meditaron y comentaron un poco acerca de Guayas, sintieron mucha sed. Flocorlato le dijo a Hascalana que caballero tomara agua del caño pero Hascalana refutó su idea. Segundos después, Flocorlato recordó que en el primer piso vendían unos refrescos que se parecían a Selva o a Frugos. Decidieron bajar los dos aunque se vea monse, ya que el miedo seguía estando presente en sus corazones. Cuando ellos regresaron a su habitación con sus refrescos, cerraron la puerta y pusieron una silla delante de ella, por precaución. Rato después, Flocorlato encontró dentro de la recámara las páginas amarillas de Guayaquil. Esto tranquilizó a ambos, ya que con su ayuda sería más fácil ubicarse en aquella ciudad ajena a ellos. Hascalana le tomó foto a la guía, al recibo y filmó desde la ventana, el hotel que se encontraba al frente del que estaba hospedada y le hizo zoom a un edificio alto, Flocorlato dedujo que aquel se situaba muy cerca del Malecón, al cual irían al día siguiente con más tranquilidad. Después de tanto comentar e implorar la presencia de su madre y padre Ordenxa, decidieron ir al baño y apagar la luz, para poder conciliar el sueño de una vez por todas. Sin embargo, ellos tomaron la decisión de dormir en la misma cama y con la televisión encendida mas no la luz. Cuando Hascalana apagó la luz, se dio cuenta que el tomacorriente era distinto que el del Perú pero los enchufes eran iguales. Ellos escribieron en unos papeles, con jerga peruana, una especie de clave que les haga recordar en qué lugar habían dejado sus billeteras. Instantes después, Hascalana por fregar quiso llamar por curiosidad a su hermana Tishpha que se encontraba en la ciudad de Ancash pero apareció en su celular un aviso que decía fuera de área. Breves minutos posteriores, apagan la luz pero se encuentran con la tele prendida, ya que no cabía en su cabeza la posibilidad de que duerman completamente a oscuras en una ciudad ajena a ellos. Alrededor de las dos de la mañana, ellos sobresaltaron entre sueños, ya que sintieron que alguién había caminado por el pasadizo del piso en el cual se encontraban.


CONTINUARÁ...........................

domingo, 14 de febrero de 2010

Perdidos en Guayas



Cuando Flocorlato y Hascalana se sentaron en unas mesitas del terrapuerto para comer su combo kentaquero ecuatoriano, no pararon de temblar. Hascalana mientras comía, comenzaba a preocuparse de su estadía nocturna de ese día. Asimismo, no pudo disfrutar muy bien su cena, ya que estaba con mucha taquicardia. Minutos después, Flocorlato le preguntó a un guachi si es que cerca del terrapuerto había hoteles, entonces el guachi le dijo que había cerca del aeropuerto, pero que para llegar ahí, se tenía que ir en taxi. En consecuencia, Hascalana y Flocorlato pensaron que la zona del aeropuerto era igual de maleada que la de Lima.Segundos después, ellos tomaron un taxi en el terrapuerto. Los taxis y los carros se veían más limpios y un poco más formales que los de Lima. Dentro del taxi, Hascalana y Flocorlato tenían pensado hospedarse cerca del aeropuerto, pero el taxista con un dejo medio norteño, les recomendó que mejor se hospedaran un poco más lejos, ya que los precios por el aeropuerto eran muy altos y que, probablemente, cobren veinte dólares por dos personas solo una noche.Por esta razón, ellos continuaron en el taxi para llegar a un hotel más cómodo en todos los sentidos. Ellos pasaron por varias avenidas. Una de ellas se llamaba Machala, Rosales y también pasaron por el centro de convenciones Simón Bolivar, por un cementerio, entre otras muchas más avenidas y locales que Hascalana no recuerda con exactitud. Ellos estaban aterrados en el taxi, ya que existía la posibilidad de que los engañaran por ser extranjeros y chibolos, aún. Después de unos breves minutos, ellos llegaron a una zona un poco sucia y maleada. En breves segundos, el taxista los dejó en una zona, no muy ostentosa que digamos pero pasable al fin y al cabo. Finalmente; el taxista cobra por todo su recorrido, desde el terrapuerto hasta ese hotel modesto, cuatro latitas, es decir; cuatro dólares.

CONTINUARÁ.......................

sábado, 13 de febrero de 2010

La hora de la verdad


Cuando Hascalana y Flocorlato llegaron al terrapuerto ubicado en Guayaquil, sintieron mucho miedo y adrenalina, ya que su madre y padre Ordenxa, no podía ayudarlos. Además, ellos no conocían nada de la ciudad, ni siquiera sabían cómo se llamaba aquella zona turística que aparece en google. Instantes después, bajaron del bus y entraron al terrapuerto, aproximadamente, a las nueve de la noche. Lo primero que se les pasó por la cabeza, fue quedarse a dormir en el terrapuerto y al día siguiente conocer la ciudad con más tranquilidad, pero esto solo fue un pensamiento, o mejor dicho una idea nerviosa como producto de la gran impresión que tuvieron al llegar a una ciudad completamente nueva por la noche. Pero, luego decidieron cenar antes que nada para poder calmarse un poco. Comieron KFC para sentirse un poco familiarizados, aunque había ciertas diferencias culinarias, como por ejemplo no había mostaza, vendían las famosas piezas de pollo junto con arroz y lentejas. Mientras Flocorlato pedía el combo en KFC, Hascalana observó con nerviosismo y novedad el terrapuerto. Pudo concluir que el terrapuerto era una especie de Jockey Plaza pero con un poco menos de tiendas sofisticadas.

viernes, 12 de febrero de 2010

Ansias por llegar a otra ciudad




Después de la breve revisión de equipajes, Hascalana y el resto de pasajeros subieron al bus para continuar con el viaje. Hascalana pensó que faltaría un par de horas como máximo, ya que en ese momento eran, aproximadamente, las cinco de la tarde. Sin embargo, Hascalana continuaba mirando las lunas del bus, tratando de ver alguna señal que le haga pensar que ya se encuentra en Guayaquil. Ella ya quería ver una ciudad un poco más pituca que Lima, donde se encuentren grandes edificios, una gran playa, hoteles acogedores, grandes atracciones turísticas, entre otras cosas. En pocas palabras, ella tenía ansias de ver una especie de Larco Mar, o mejor dicho una especie de ciudad de México, pero un poco menos sorprendente y aglomerada. Empero las horas corrían, el cielo se oscurecía aún más, y aún no llegaba. Después de un gran rato, se dio cuenta que ya eran las siete de la noche, esto le preocupó mucho, porque por un momento pensó que no llegaría a dicha ciudad. Instantes después vio un letrero que decía lo siguiente: Guayaquil 100 km. Este hecho la tranquilizó un poco, pero aún seguía la incertidumbre y la ansiedad. Momentos posteriores, pasaba por pueblos que tenían un gran parecido con el Perú o mejor dicho con Lima. Solo recuerda el nombre de un pueblo llamado Naranjal. Al pasar por estos pueblos se pudo dar cuenta que habían algunas coincidencias en marcas de productos y también en la telefonía. Después de pasar por varios pueblos y de equivocarse al afirmar que ya era la ciudad a la cual Hascalana quería llegar, Flocorlato le dice a Hascalana que el lugar por el cual estaban pasando en esos momentos ya era Guayaquil, pero Hascalana dudó un poco. No obstante, el carro avanzaba y pasaba por grifos, autoservicios; este hecho daba a entender que ya era una ciudad. Hascalana sintió un poco de temor y emoción cuando reconoció algunos lugares en común con el Perú, por ejemplo reconoció un KFC, GMO , entre otros, y por supermercados muy parecidos a Lima pero con otros nombres, un tanto impronunciables para Hascalana en ese momento. Minutos después desde la ventana del bus, se podía ver un gran cúmulo de luces apiñadas que reflejaban ser un conjunto de edificios, casas y cerros, que caracterizan a toda ciudad. Segundos posteriores, Hascalana vio desde su ventana un lugar con apariencia de aereopuerto, donde se encontraban buses estacionados. Después de que Flocorlato y Hascalana vieron esto, comenzaron a sentir más miedo y taquicardia, ya que el bus sólo los dejaría en ese terrapuerto y después de esto, cada pasajero se independizaba y corría por su propia cuenta a qué lugar iría.


CONTINUARÁ........................

miércoles, 10 de febrero de 2010

Horas de emoción

Minutos después de que Hascalana logró entrar a la tierra ecuatoriana, fijó más su atención a los paisajes que se veían desde su ventana. Pudo darse cuenta que en nuestro país hermano, hay más vegetación y de que el cielo parece ser más celeste y con nubes más acentuadas. Rato después, Hascalana tuvo que bajar otra vez a las aduanas, pero esta en Ecuador. Este suceso fue más estresentante y emocionante aún, ya que eso de llenar los datos personales en papeles minúsculos, es demasiado tedioso; porque en primer lugar, uno tiene que conseguir aquellos papeles, después uno tiene que llenar sus datos correctamente y por último, hacer su pequeña cola con los demás turistas que aparentan ser de Norte América o de Europa. En el momento que Hascalana estuvo haciendo su cola, fue al baño dos veces por nerviosismo y porque había tomado agua mineral, horas antes.
Después de que todos los pasajeros lograron llenar sus fichas en las aduanas ecuatorianas, el carro continúo su recorrido. Hascalana, inocentemente, pensó que como ya había logrado entrar al Ecuador, faltaban pocas horas para poder ingresar a Guayaquil. De rato en rato, Hascalana se ponía a mirar de nuevo por las ventanas los paisajes ecuatorianos , se ponía a comer snacks y dormía cada media hora.
Aproximadamente dos horas después, tuvo que bajar en un pueblo ecuatoriano, cuyo nombre no lo recuerda, para que unos soldados le revisaran su gran equipaje. Este hecho fue muy breve. Cuando se culminó la revisión de maletas, todos los pasajeros volvieron a subir para que el bus pueda seguir su trayecto rumbo a Guayaquil.


martes, 2 de febrero de 2010

El día de la travesía

Cuando Hascalana entró al bus, encontró muchos turistas y gente norteña. Una vez que empezó el viaje, Hascalana se puso a mirar a través de las lunas del carro colectivo, los pueblos y partes desérticas que conducían primero hacia Tumbes. Después de cuarenta minutos aproximadamente, Hascalana durmió más o menos hora y media; ya que cuando uno no encuentra comida ni alguna distracción, lo único que queda es dormir y dormir.
Cuando Hascalana despierta, se encuentra muy cerca de la ciudad de Tumbes y vuelve a mirar desde las ventanas del carro los lugares por los que pasa. Rato después se da con la sorpresa de ver desde muy lejos la famosa playa de Punta Sal, pero lo que le llamó la atención es que no vio mucha gente que transitaba por ahí.
Horas después, uno tiene que bajar en las aduanas del Perú con su DNI para llenar una pequeña ficha con sus respectivos datos. Esto demora alrededor de veinte minutos. Después Hascalana vuelve a subir al carro con su mochila viajera y luego de que todos los pasajeros suben al bus, el carro vuelve a arrancar. Hascalana se pone más atenta por los lugares que pasa, porque intuye que falta poco para llegar al lugar donde se encuentra el letrero que da la bienvenida al Ecuador y que al reverso da la bienvenida al Perú. Instantes después, Hascalana pasa por un mercado con muchas sombrillas, entonces; es en ese momento en el que Flocorlato le avisa a Hascalana que ese el momento crucial de todo su viaje, ya que pasarán por el piso que tienen en común Ecuador y Perú. Además es el momento, en el que sólo un letrero los despedirá de su tierra natal y los convertirá en extranjeros por primera vez. Obviamente este suceso importantísimo es filmado por Hascalana con un algo de emoción y un poco de nerviosismo, ya que en la grabación del video Hascalana dice lo siguiente:" si quieres habla, porque le voy a quitar el sonido"
Momentos después de este suceso, Hascalana recibe una llamada de su madre, llamada Ordenxa, a su celular, esto sorprende ya que en ese momento Hascalana ya se encontraba en otro país, no muy adentro de él pero se encontraba en una tierra ajena a ella.



lunes, 1 de febrero de 2010

Día de incertidumbre



Después de haber estado completamente un día en Máncora sin hacer absolutamente nada intelectual, Hascalana de nuevo amanece ahí; toma desayuno y pasea por los alrededores de la playa por más de una hora. Cuando concluyó su último paseo por Máncora, fue a la agencia de buses que conducen hasta Guayaquil, con media hora de anticipación. Sin embargo, el viaje comenzó con , aproximadamente, cuarenta minutos de retraso.