Ella tenía un cuaderno en el que dibujaba algunos personajes animados de la época y los hechos más pintorescos que acontecían en su guarida.
Hace unas cuantas semanas, ella tuvo la dicha de encontrar algunos bosquejos. Ella se sorprendió al ver que había dibubujado a Los Simpsons, a todos los personajes de Mafalda, a Piolín, a los Rugrats y algunos trazos y rostros ideados a imagen y semejanza de Hascalana.
Ella tenía la costumbre de que todos los años le gustaba cambiar de colores, temperas y pinceles. Inclusive, una época, tuvo en mente el deseo de tener un bastidor.
Sin embargo, Hascalana desde hace un buen tiempo ya no pinta ni colorea, puesto que no dispone de los minutos necesarias para este tipo de expresión artística. Parece que este arte, no la volverá a invadir, ya que Hascalana lo ha reemplazado por la música y por otras actividades meramente curriculares.