viernes, 25 de diciembre de 2009

La navidad para Hascalana


Cuando se acercan los días navideños, todo es estresante. Las calles están repletas, y uno se desespera. Uno siente ganas de morir, porque todo hay que hacerlo apuradamente. A uno lo obligan a ir a misa por todo lo alcanzado durante el año. Y para colmo, hay que ir mínimo con media hora de anticipación a la capilla. Uno tiene que oler el incienso del templo. Por otro lado, a uno le hablan más de ayudar a los pobres, como si los pobres solamente tuvieran necesidades una vez al año. Además a uno le repiten mil veces que valore la comida, ya que hay mucha gente que en navidad no podrá cenar como se debe. Finalmente, uno tiene que dormir escuchando cómo juegan con los fuegos artificiales otras personas que viven a unas cuadras de tu recinto.


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