Después de que uno logró almorzar en la playa de Máncora, uno va a pasear un poco más lejos del mar para poder conocer restaurantes, tiendas de toda índole, discotecas y para poder ver gente norteña y gente extranjera. Rato después de dar una pequeña vuelta por la playa de Máncora, Hascalana se da con la sorpresa de encontrar un centro de salud, pequeños stands donde venden recuerdos y polos de Máncora, pequeñas agencias que conducen a Lonja, Cuenca, Guayaquil, entre otros lugares.
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