Hace un par de años, Hascalana, compró una cámara digital, no profesional, a un precio muy cómodo, ya que ella sentía que, en ese momento, no podía dominar una máquina con características sofisticadas, debido a sus conocimientos escasos en la fotografía.
Los primeros meses que la tuvo, se la pasó indagando sus funciones, así como también sus propiedades. Ella sentía mucha emoción al momento de investigar, pues sentía que estaba escarbando un gran tesoro llamado conocimiento.
Hasta ahora recuerda el momento en el que aprendió a tomar fotos con distintos modos de disparo. Fue un momento increíble.
El hecho de cambiar la tonalidad de la imagen, la distancia y la nitidez, era toda una odisea para Hascalana.
Por otro lado, no todo fue un interés fotográfico, ya que cuando ella supo cómo se filmaba con su pequeña cámara Canon, sintió un cierto entusiasmo de poder llegar a hacer, algún día, un gran cortometraje o, quizá, una película memorable.
Además, pensó en poder inventarse relatos escuetos, como por ejemplo pequeñas historietas infantiles, en las que, los actores, sean los muñecos y peluches que posee Hascalana.
Sin embargo, el día de hoy, Hascalana ha logrado incrementar sus conocimientos en cuanto al arte fotográfico y a su expresión artística. Ella tiene en mente seguir editando videos, en sus ratos de ocio, para que, de esta manera, algo que parezca un juego, se convierta, con el paso de los años, en algo digno de respeto y de fama, si es que Dios lo permite.
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