Estos dos seres inanimados ejecutan una serie de buenas obras que, a pesar de no haber sido apreciadas por toda la ciudad, son valoradas por Dios, al final de la historia.
Para Hascalana, la bondad del príncipe es increíble, pues es capaz de quedarse ciego con tal de ayudar a uno de los habitantes de la ciudad. Asimismo, la golondrina cumple un rol definitivo en la obra, pues es ella quien concede los nobles deseos del príncipe.
Hascalana cree que la parte más conmovedora es cuando la avecilla besa los labios del príncipe y el corazón de este se rompe.
En pocas palabras, la niña Quilefán podría decir que este cuento ha sido de su agrado, a pesar de encontrar varias similitudes con otros cuentos de Oscar Wilde.
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