Desde hace más de un año, Hascalana Quilefán ha tenido en mente crear su historia llamada El Síndrome de Lunes. Sin embargo, por diversos motivos, no lo pudo realizar de forma ininterrumpida. Desde fines del año pasado, Hascalana ha ido avanzando algunas partes inconclusas de su relato. Ahora su principal meta del 2013 es terminar el guion y novela de El Síndrome de Lunes. Este verano anda trabajando de forma vehemente para lograr muy pronto dicho objetivo.
martes, 29 de enero de 2013
sábado, 19 de enero de 2013
Reminiscencias musicales
miércoles, 16 de enero de 2013
Escasez de recursos
lunes, 14 de enero de 2013
Hascalana y sus sueños
domingo, 13 de enero de 2013
Ausencia de vocativos
Hascalana Quilefán siempre se ha caracterizado por no utilizar los vocativos cuando habla. Nunca le ha gustado hacerlo. Prefiere ser más impersonal en su trato con la gente, pues no quiere comprometerse demasiado en su interacción con el entorno. Ella es consciente de que no llamar por su nombre a la gente es un asunto raro y que la aleja de la cotidianidad humana. Además, le disgusta abreviar los nombres de las personas de antemano. Por ello, a veces opta por decir el pronombre tú.
miércoles, 9 de enero de 2013
Las apariencias engañan
sábado, 5 de enero de 2013
El refugio de los audífonos hascalanescos
Desde siempre Hascalana Quilefán ha tenido la costumbre de escuchar música con audífonos. Nunca lo hace sin ellos, pues sentiría que los demás violarían su intimidad. Por esta razón, nunca lleva su mp4 a lugares institucionales, ya que los demás podrían tener la intención de escuchar las canciones que ella suele almacenar en este dispositivo. Esta situación le fastidiaría, pues tendría que dar explicaciones acerca de las melodías que no son tan comerciales y ello ocasionaría un rubor interno. Por ello, Hascalana no comprende que haya gente tan desvergonzada que porta sus mp4s o celulares con música a cualquier parte. Pero lo más inverosímil es que escuchan sus canciones sin audífonos, con la intención de que cualquiera pueda oírlas. ¿Será un comportamiento normal, o es Hascalana la que está equivocada? Ni ella misma se lo puede responder.
viernes, 4 de enero de 2013
No más bosquejos
Después de tantos bosquejos de la obra El síndrome de lunes, Hascalana Quilefán ya se decidió por un comienzo de novela que le parece acogedor. Quizá a muchos no les parezca el mejor, pero para ella es muy atrayente y ágil de leer. Cabe decir que el inicio de la novela y guión no serán iguales, ya que por tratarse de géneros distintos debe emplearse otro método para contar la historia. Recién ahora Hascalana puede dar fe de que emplear la herramienta del lenguaje para narrar un relato no es cosa sencilla. Además, de una buena utilización de las palabras, se necesita tener una gran sensibilidad vital, la cual no abunda en los habitantes inertes de hoy.
jueves, 3 de enero de 2013
Anónimo
miércoles, 2 de enero de 2013
Inspiración artística
La inspiración solo existe para algunos y esta se da en el instante menos pensado. No somos conscientes de que hemos sido iluminados por una fuerza sobrenatural. Creemos que aquella gran idea siempre ha estado en nuestra mente y no somos capaces de recordar cómo la sacamos de nuestro interior. El momento de la creación es muy especial y único; por ello, no debe hacerse alarde de que hemos sidos gobernados por Dios, a la hora de nuestra invención artística.
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¿Cómo será el 2013?
Después de oír los fuegos artificiales de Año Nuevo, Hascalana Quilefán se pregunta cómo será este año. Le da curiosidad saber cuántas veces reirá, llorará, se enfadará y se enfermará. ¿Qué nuevos problemas tendrá que enfrentar? Además, este 2013 será algo especial, ya que sí o sí concluirá de escribir su obra El síndrome de lunes. Ella pretende finalizarlo antes de su onomástico. Considera que será el acontecimiento artístico más importante del año.
martes, 1 de enero de 2013
Hola, 2013
La llegada del año 2013 trae consigo un sinfín de expectativas en los seres humanos. El 1 de enero, la ciudad luce casi desierta y carente de bulla automovilística. Los primeros días, el optimismo renace y todo parece ser color de rosa; sin embargo, con el transcurso de las semanas, aquella ilusión se desvanece. La gente se olvida de los deseos que tenía y la vida vuelve a ser la misma rutina de siempre. Apenas empieza marzo, la ciudad vuelve a la congestión vehicular y las personas retornan a sus labores diarios y fatigantes.
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