La llegada del año 2013 trae consigo un sinfín de expectativas en los seres humanos. El 1 de enero, la ciudad luce casi desierta y carente de bulla automovilística. Los primeros días, el optimismo renace y todo parece ser color de rosa; sin embargo, con el transcurso de las semanas, aquella ilusión se desvanece. La gente se olvida de los deseos que tenía y la vida vuelve a ser la misma rutina de siempre. Apenas empieza marzo, la ciudad vuelve a la congestión vehicular y las personas retornan a sus labores diarios y fatigantes.
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