sábado, 22 de enero de 2011

Cuatro latitas



Cuando Hascalana Quilefán era pequeña, solía jugar e idear competencias sanas con los objetos caseros que ella poseía en casa.
Ella construía torres gigantescas con cajas pequeñas, latas, papeles o botellas en desuso.
Hascalana valoraba mucho este tipo de actividad, ya que sentía que su mente se escapaba de la realidad nefasta por unos escasos minutos.
Forrar cajas, pintar desmesuradamente cartones, coleccionar chapitas y atiborrar de color todo lo que esté a punto de desecharse son circunstancias muy trascendentales en la etapa pueril de todo ser humano. Por ello, nunca se debe perder la emoción de conservar las cuatro latitas que ayudarán a edificar la inocencia de la niñez.

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