jueves, 2 de agosto de 2012

Adiós, puericia


Desde los diez años de edad, Hascalana Quilefán ha sentido que se ha ido despidiendo del mundo de la inocencia, ya sea por la influencia de la sociedad y los medios de comunicación.
La entrada a la pubertad originó que Hascalana pierda la espontaneidad a la hora de interactuar con adultos y con los demás niños de su edad. Tomó por costumbre sonreír menos y pensar dos veces antes de hablar. Le incomodaba que le hablaran como a una niña primariosa y fatua, pues estaba pasando por una época de indecisión, de no saber bien si sigue siendo infante o adolescente. Por ende, su personalidad varió y logró afectar el ámbito psíquico y social. Desde aquel entonces, no ha logrado recuperar esa llaneza que la caracterizaba. Quizás esto se deba a cambios bioquímicos de su persona.

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