jueves, 17 de marzo de 2011

Los gallinazos sin plumas


Hace un par de horas, Hascalana Quilefán terminó de leer Los gallinazos sin plumas. A ella le gustó este breve relato, ya que comienza con una descripción meticulosa de la ciudad. Ella siente cierta pena por el estilo de vida de Enrique, Efraín y el abuelo, pues ellos vivían en la pobreza y tenían que recurrir al muladar para darle de comer a Pascual, el cerdo.
El abuelo era un hombre explotador, sin sentimientos, que ni siquiera se apenaba cuando sus nietos sufrían. Sólo le importaba que ellos trajeran comida para Pascual.
Finalmente, Enrique carga a Efraín, ya que este se encontraba herido, y de esta manera los dos logran escapar del maltrato.

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