La mayoría de personas, al igual que Hascalana, han sentido este tipo de síndrome después de algunos días para descansar del estudio académico o del trabajo.
Cuando Hascalana era más pequeña, solía sentir, especialmente, los domingos a partir de las ocho de la noche, una leve preocupación que , díficilmente, lograba disminuirse.
Muchos domingos, ella recién se acordaba de alguna tarea que debía de presentar al día siguiente y, para colmo, muchas veces tenía que comprar materiales en librerias que, en ese momento, se encontraban cerradas.
No siempre el motivo de esta angustia era el olvido de algún deber académico.
En algunas ocasiones, Hascalana acostumbraba sentir cierta pereza para empezar otra vez una nueva semana de clases, en la cual el horario no le satisfacía mucho, ya que tenía que llevar cursos ininterrumpidos que no eran de su total interés.
Otras oportunidades, sentía que había perdido la costumbre de su horario establecido, pues, los fines de semana, se acostaba a horas desvergonzadas que no eran apropiadas para su temprana edad.
Además, desde el viernes en la tarde hasta el día domingo en la noche, sus libros, cuadernos y lapiceros, permanecían intactos. Sus materiales estudiantiles también habían decidido descansar.
Finalmente, se hacía presente el estrés de la vestimenta. Repetidas ocasiones, Hascalana había olvidado de hacerle acordar a Ordenxa que planche su uniforme o que lave sus medias para que se encuentren listas para el día lunes.
Por otro lado, existía una tensión bioquímica que se hacía presente todos los lunes a la hora de la formación y de cantar el himno nacional. Hascalana, todos los domingos, se preocupaba al pensar en ésa situación, ya que tenía miedo de desmayarse por la falta de un desayuno inconsistente.
La dejadez de dar una repasada al cuaderno forrado con papel lustre de color chillón, de alistar la mochila para el día siguiente, de tener el uniforme bien planchado y de programar el despertador minutos antes de las siete de la mañana, son signos que se hacen presentes cuando uno padece el síndrome del lunes.
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