miércoles, 8 de diciembre de 2010

Hambre de estrellato


Hascalana, a lo largo de su vida, ha podido observar que muchos adolescentes utilizan alguna de las siete artes como un medio para ser reconocidos y para sobresalir entre la muchedumbre.
Es natural encontrar escolares y universitarios que, para escapar de la rutina estudiantil, se dedican a labores artísticas con el fin de conseguir cierta aceptación de sus demás amigos y compañeros de carpeta.
Por lo general, la mayoría de jóvenes victimizan a la literatura, a la música y, en algunos casos, a la pintura, al teatro y al baile.
Es común escuchar que muchos chiquillos suelen decir que son grandes poetas o personas sensibles al arte cuando en verdad no lo son. Simplemente tienen ganas de disfrazarse de un ser sublime y excelso,
merecedor de respeto y atención.
En otras ocasiones, muchos de estos seres inseguros de su espejo tienen el hábito de llevar su guitarra a los lugares donde estudian. Esta situación es benéfica, positiva y sana siempre y cuando se haga de una manera natural, meramente artística y carente de posería y falsedad.
Sin embargo, otras veces, este hecho se convierte en una falta de confianza social consigo mismo, puesto que nadie necesita de un instrumento musical para mostrar cuán artista e importante puede ser uno.
Por otro lado, Hascalana cree que el verdadero artista es quien hace grandes obras en secreto, sin ánimos de aparentar y con ganas de seguir imaginando y creando algo nuevo para los demás.
A pesar de que hoy en día existan muchos poseritos de la verdadera creación, Hascalana considera que todas las artes son un gran medio de satisfacción y recreación cuando llegamos a tener tedio por nuestro trabajo estudiantil.o laboral. El arte se valora sólo cuando es mostrado con sinceridad, pasión y sin hambre de estrellato.

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