miércoles, 17 de febrero de 2010

Afrontando la adrenalina nocturna




Una vez que Hascalana y Flocorlato salieron del taxi, ingresaron al hotel con cierto temor. El hotel era algo estrecho, antiguo y modesto. Cuando ellos fueron atendidos, a Flocorlato le pidieron su cédula; él no comprendió, pero luego le aclararon que significaba el DNI.
Después de que fueron atendidos, ellos subieron con nerviosismo y adrenalina a la habitación que les destinaron. En el momento que entraron al cuarto, se cercioraron de que no haya nadie escondido debajo de las camas o dentro del ropero o del baño. Luego de haber realizado esto, ellos prendieron la televisión que, felizmente, tenía cable. En ella había muchos canales conocidos por Hascalana y Flocorlato. Pero ellos prefirieron ver un momento los canales ecuatorianos. Por ejemplo, Hascalana al ver un noticiero; cuyo nombre no lo recuerda, se pudo dar cuenta que aquel se parecía más a los noticieros algo formales de Televisa que a los noticieros de uno de sus países hermanos: Perú. Rato después; ellos quisieron entretenerse con canales musicales, con el fin de sentirse un poco más en familia. Después de que Hascalana y Flocorlato meditaron y comentaron un poco acerca de Guayas, sintieron mucha sed. Flocorlato le dijo a Hascalana que caballero tomara agua del caño pero Hascalana refutó su idea. Segundos después, Flocorlato recordó que en el primer piso vendían unos refrescos que se parecían a Selva o a Frugos. Decidieron bajar los dos aunque se vea monse, ya que el miedo seguía estando presente en sus corazones. Cuando ellos regresaron a su habitación con sus refrescos, cerraron la puerta y pusieron una silla delante de ella, por precaución. Rato después, Flocorlato encontró dentro de la recámara las páginas amarillas de Guayaquil. Esto tranquilizó a ambos, ya que con su ayuda sería más fácil ubicarse en aquella ciudad ajena a ellos. Hascalana le tomó foto a la guía, al recibo y filmó desde la ventana, el hotel que se encontraba al frente del que estaba hospedada y le hizo zoom a un edificio alto, Flocorlato dedujo que aquel se situaba muy cerca del Malecón, al cual irían al día siguiente con más tranquilidad. Después de tanto comentar e implorar la presencia de su madre y padre Ordenxa, decidieron ir al baño y apagar la luz, para poder conciliar el sueño de una vez por todas. Sin embargo, ellos tomaron la decisión de dormir en la misma cama y con la televisión encendida mas no la luz. Cuando Hascalana apagó la luz, se dio cuenta que el tomacorriente era distinto que el del Perú pero los enchufes eran iguales. Ellos escribieron en unos papeles, con jerga peruana, una especie de clave que les haga recordar en qué lugar habían dejado sus billeteras. Instantes después, Hascalana por fregar quiso llamar por curiosidad a su hermana Tishpha que se encontraba en la ciudad de Ancash pero apareció en su celular un aviso que decía fuera de área. Breves minutos posteriores, apagan la luz pero se encuentran con la tele prendida, ya que no cabía en su cabeza la posibilidad de que duerman completamente a oscuras en una ciudad ajena a ellos. Alrededor de las dos de la mañana, ellos sobresaltaron entre sueños, ya que sintieron que alguién había caminado por el pasadizo del piso en el cual se encontraban.


CONTINUARÁ...........................

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