domingo, 16 de enero de 2011
Trazos y colores
Hace diez años, aproximadamente, Hascalana Quilefán empleaba su tiempo libre de manera artística.
Ella sentía mucha satisfacción al momento de dibujar, pintar y colorear.
Esta niña utilizaba el lenguaje gráfico sin razón alguna. Solo lo hacía para llenar una ligera vaciedad en su espíritu.
Algunas veces, ella solía plasmar en sus dibujos algunos hechos pintorescos que acontecían en su hogar.
En otras ocasiones, trataba de representar gráficamente a Piolín, Los Rugrats, las tiras de Mafalda y los Simpsons.
Hascalana sentía mucha emoción a la hora de ver la gran cantidad de colores y crayolas que poseía.
Sin embargo, con el paso de los años, esta satisfacción por el mundo de los carboncillos se fue despidiendo de la mente de Hascalana, pues en ella fue primando la curiosidad por el universo musical.
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