Se percibe un aroma de paz en la ciudad, debido a la ausencia de cúmulo de transeúntes en las calles y a la carencia de micros y taxis. El tráfico está mucho más tranquilo que de costumbre.
Sin embargo, esta tranquilidad no durará mucho, puesto que, el lunes próximo, la gente retornará a sus trabajos y lugares estudiantiles para continuar el ritmo de vida acelerado e irreflexivo que se vive a menudo en la ciudad limeña.
Asimismo, la programación de los medios de comunicación volverá a su normalidad y se presenciará una carencia de aglutinamiento de habitantes limeños en los grandes almacenes, ya que las fiestas más esperadas del año culminaron.
Se terminó la emoción de la compra de regalos en oferta y de fuegos artificiales, la alegría por la unión familiar, la algarabía de los niños, las donaciones y la ornamentación de las casas.
No obstante, nos esperan doce meses para vivir intensamente y para contentarnos con un nuevo amanecer: año 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario