sábado, 10 de abril de 2010

Deambulando en las alturas



Tomaron el mismo desayuno que el día anterior y salieron de la guarida de Tishpha para ir a caminar con el objetivo de llegar hasta el arco que da la bienvenida al distrito de Ocros.
Caminaron cuadras más arriba del Centro de salud. Pasaron por muchos paisajes verdosos, cerros típicos de la sierra y con la presencia de un cielo en donde las nubes parecen ser de borra.
Pasaron por una parte en donde se encontraban vacas, burros y terneros.
Ellos pasaron con cautela, ya que había cierto temor de que alguno de esos animales demuestre su enojo haciéndoles algo con su cola. Hascalana, obviamente, capturó ese momento con su cámara digital.
Minutos después, pasaron por una cascada pequeña pero curiosa. Hascalana y el acompañante se tomaron fotos en ella. Siguieron transitando cuadras y cuadras con un calor típico de la sierra, algo insoportable.
Luego llegaron a una zona en donde se encontraban varias vacas ordeñando. Hascalana filmó este hecho inusitado. Este suceso fue el más importante de su travesía ocrosina.
Rato después, lograron llegar a aquel arco. Aprovecharon para tomarse fotos y para apreciarlo con tranquilidad, pues por ese lugar no había gente. Ordenxa se dio cuenta de que no llegaba la línea telefónica.
Dieron una vuelta a la derecha para regresar a la zona en donde tenían que estar. Instantes después, se dieron cuenta de que muy cerca de la cascada, se hallaban unas ovejas con rostro amistoso y cordial. Parecía que una de ellas percibía la presencia de una cámara, porque miraba en dirección al lente.
Siguieron deambulando y vieron un cúmulo de toros, carneros y algunos caballos.
Ún cuarto de hora después, se encontraron con Tishpha y juntos fueron a almorzar.
La comida carecía de carne, pero era generosa.
Una vez que llegaron al cuarto de Tishpha, empezaron a charlar sobre algunos planes a futuro y a ordenar las cosas, pues al día siguiente partirían de aquel lugar.
Rato después, media hora antes de la cena, se dieron con la sopresa de que aquel carro que los trajo a Ocros, no estaba disponible al día siguiente para su regreso. Ellos se preocuparon y pensaron que, tal vez, su estadía en Ocros se prolongaría un día más.
Salieron del cuarto y, antes de ir a cenar, Ordenxa averiguó otras posibilidades de carro que podrían partir al día siguiente. Encontraron una opción de tranporte diferente a la que acostumbraban.
Luego cenaron de manera rauda, ya que la eucaristía empezaría en poco rato.
La reunión de todos los fieles del Señor y del sacerdote, duró igual que el día anterior: dos horas.
Después de ello, se encontraban muy friolentos y fatigados.
Trasladaron sus equipajes desde el cuarto al hotel. Era una gran cantidad de maletas.
Se despidieron de Tishpha con la esperanza de que el próximo viaje que ellos realicen, ya no sería una visita sino un retorno a Lima.

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