miércoles, 7 de abril de 2010

Primeras horas en las alturas


Cuando recién ingresaron a la guarida ocrosina de Tishpha, lo primero que hicieron fue conversar un poco, dejar sus equipajes y salir prontamente a cenar, ya que habían llegado a aquel distrito un poco después de la hora prevista.
Fueron a comer a un restaurante que se ubicaba muy cerca de la plaza de armas. El segundo y la sopa fueron generosos, pero poseían una condimentación diferente, un poco grasosa.
Culminada la merienda, retornaron a la residencia ocrosina de Tishpha para hacerle compañía un rato más, ver un poco de televisión y para hacer sus necesidades fisiológicas.
Luego se retiraron de aquel lugar y se llevaron una linterna, ya que el camino que conducía para llegar al hotel era algo tortuoso y peligroso. Minutos después, se pusieron su ropa de dormir, fueron al baño por última vez y , finalmente; Hascalana pudo dormirse en un santiamén, pues aún la embargaba una leve gripe.

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