Desde temprana edad, Hascalana Quilefán ha tenido un lenguaje oral algo informal ; sin embargo, nunca ha abreviado palabras. Actualmente, las jergas que ella profiere son un tanto añejas, aunque no todas. Las que más detesta son bravazo, fresh y doyle. Hay veces que Hascalana siente vergüenza ajena por quienes dicen estas palabrejas. No le encuentra sentido ni significado. Considera que es una huachafada decirlas, sobre todo cuando se trata por presión social. Hascalana siempre es una de las últimas personas en enterarse de la jerga juvenil y cibernética. Aún no descubre por qué le fastidia tanto este nuevo lenguaje limeño de un público joven clasemediero. En vista de que ella nunca pronuncia estas palabras modernas, se podría decir que posee una manera más formal de expresarse en el ámbito oral.
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