Cuando Hascalana Quilefán estaba en su etapa pueril, solía percibir todos los acontecimientos color de rosa, sin angustias ni preocupaciones. Siempre veía el vaso medio lleno. Sin embargo, con el paso del tiempo, aquel optimismo fue decayendo, pues entró a la adolescencia, época de dilemas. Además, la contaminación de los medios de comunicación contribuyó a que Hascalana perdiera la mente blanca, ya que se enteró de la realidad mundial, la cual aparece como funesta en los noticieros. Quizá, conocer crímenes y la maldad que nos aqueja puede ser un motivo considerable por el cual la gente pierda una gota de esperanza. Por ello, la apreciación de las personas cambia, a pesar de que el vaso siga siendo el mismo.
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