jueves, 8 de julio de 2010

La odisea de la esfera



Cuando un@ es niñ@, tiene como mayor ambición el hecho de ganar todos los juegos que se encuentran en los parques de diversiones, en Coney Park, en Moy y en Happy Land.
La meta más inocente es encestar una pelota pequeña en canastillas multicolores que poseen una musicalidad de un mundo fantástico.
Si el niñ@ no logra encestar, probablemente, se sentirá frustrad@ por su mala puntería y , en muchos casos, se entristecerá, pues no logrará obtener un mínimo de puntaje que le permita canjear juguetes de interés infantil.
La mayoría de estos juegos tratan de que en un pequeño espacio se encuentra un muñeco con una boca enorme y el niño deberá de lograr introducir en ella, una pequeña esfera. En muchos casos, este muñeco se mueve, situación que impide a los infantes de encestar con rapidez y con atino. Por lo general, muchos de los más pequeños de la casa, maximizan su vida en este tipo de diversión pueril.
Sin embargo, en el caso de Hascalana, este tipo de pasatiempo infante nunca morirá, ya que desde los meses ella se divierte de esta forma.
Hascalana Quilefán recuerda que, aproximadamente, a los dos o tres años, tenía una esfera de acrílico en la que dentro de ella se encontraban muchas pelotillas de colores variados.
Además se encontraba un oso divertido y juguetón, que se encontraba con los brazos abiertos.
La meta de este juego, era obligar al oso de que abra los brazos, ya que sólo de esta manera el pequeño animalillo fantástico podía aprehender las bolillas. Luego de que él logre, con sus manos, asir las pelotas, automáticamente las metía dentro de un pequeño casillero.
No obstante, era un oso rebelde al cual se le tenía que tratar con paciencia para que haga caso a nuestro mandato de coger, con sus grandiosas manos, las pelotas.
Hascalana pasó momentos memorables con este juego por muchos años, inclusive hasta los 14 años de edad.
Ella recuerda que cuando cumplió siete añitos de vida, fue a Happy Land, que se ubica en el Jockey Plaza, para entretenerse un par de horas. Al finalizar todos los juegos, ella se sintió victoriosa, ya que logró vencer al enemigo de un mundo carente de maldad.
Asimismo, en su natalicio número diez, fue al mismo lugar, pero esta vez su ilusión se desvaneció, ya que en ciertos momentos sintió que este tipo de diversión ya no era para su edad.
Cuando entró en la etapa de la pubertad y de la adolescencia, optó por tener una leve afición al bowling, ya que en dos cumpleaños consecutivos fue a disfrutar de este tipo de diversión sana.
Hoy en día, al igual que Hascalana, muchos niños optan por pelear y dar todo de sí, solo por salir ganadores y triunfantes de esta gran odisea de la esfera.

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