La salud es un tema importantísimo para la vida de cualquier ser humano. Si bien todas las profesiones son fundamentales, pues, para Hascalana, la más importante es la medicina. En este oficio, tan noble, toda médico pone en juego el bienestar de las demás, a través de sus conocimientos.
Para ser médico, uno tiene la obligación de ser una buena persona y de sentir un llamado de ayuda al prójimo. Todo paciente que haya logrado curarse, será un gran reconocimiento cristiano que lo haya podido alcanzar el médico tratante.
Asimismo, una carecterística esencial de todo doctor es el hecho de saber comprender el modo de vida de sus pacientes, así como, también saber analizar su cultura e idiosincracia.
Es increíble que a muchos de los estudiantes de esta carrera, que aún se encuentran inmaduros, les toque la gran responsabilidad de tratar a personas de bajos recursos en hospitales que se ubican en zonas peligrosas.
La vida de muchas personas enfermas se encuentran a cargo de practicantes que, en algunos casos, estudian esta carrera para sacar dinero de una manera muy cruel, ya que se valen de las dolencias de los pobres pacientes.
Por otro lado, cuando a los estudiantes que se lograron graduar les toca ir a algún departamento pobre, la situación se complica.
Muchos de los egresados, todavía no se encuentran preparados para hacerse cargo de semejante compromiso, ya que, la gran mayoría, se ve obligada a alejarse de su familia por un buen tiempo.
Además, no es fácil alejarse de sus seres queridos por un período de tiempo razonable, ya que, en otro lugar, no habrá el apoyo moral de la familia y uno tendrá que hacerse cargo de su persona y de personas extrañas que carecen de salud.
El pobre médico tendrá que lidiar con gente de situación socio-económica distinta, pero tendrá que realizar su labor, eficientemente, y se tendrá que despedir de la tecnología, de los caprichos limeños, pero, sobre todo, de si mismo, ya que desde el momento en el que pise una provincia, pues se convertirá en el médico del pueblo.
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