miércoles, 10 de marzo de 2010

Un día ocrosino

Cuando Hascalana y sus familiares se despertaron al día siguiente, se fueron de inmediato a la guarida de Tishpha para desayunar y charlar cómodamente. Pero antes decidieron ir a alguna bodega para comprar algún sobre de café, vasos de plástico para beber las bebidas calientes y alguna golosina de la predilección de Hascalana. A penas llegaron a la guarida de Tishpha, empezaron a manducar sus sagrados alimentos. Luego decidieron salir a la calle para conocer un poco más. Caminaron unas cuadras, en ellas encontraron varias bodegas, un cabina de internet un tanto descuidada, un billar, una cabina de teléfonos y un par de restaurantes.
Instantes después, decidieron volver a la guarida para que Hascalana pueda reposar un ratito.
A penas llegaron;Ordenxa se puso a limpiar y a matar moscas, Hascalana se recostó unos minutos en la cama de Tishpha. Estaba incómoda, ya que aquel colchón tendía a hundirse en el área en el que uno se apoyaba. Intentó descansar pero no pudo y optó por estudiar un poco de vocabulario francés, ya que había descuidado este idioma por dos meses.
Después de hora y media fueron a almorzar.Al cabo de cuarenta minutos, se fueron a hacer su siesta y a arreglar un poco la guarida de Tishpha.
Momentos después, se fueron a cenar. Comieron un segundo generoso como los comensales y degustaron de una sopa que carecía de carne.
Luego se fueron a la guarida de Tishpha para sacar su pasta dental y pijama.
Cuando llegaron al hotel, Hascalana logró dormirse rápido. Quizás esto se debió a que había sido un día muy trajinado y agotador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario